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María Fernanda Carvallo, Gestor Comunitario de Mexico D.F.

A lo largo del 2013 comentamos sobre diversas estrategias de inclusión y de superación de la pobreza en la Ciudad de México. Si bien las soluciones son variadas e innovadoras, un factor central en la solución de estos problemas es el involucramiento de la participación de la población que vive las situaciones de conflicto; puesto que desde un enfoque de participación para el desarrollo, ellos son los expertos que priorizan e identifican las necesidades y áreas de oportunidad de su desarrollo.

Por ejemplo, el mapeo comunitario en Nezahualcóyotl, facilitado por la Universidad de las Américas, identificó las variables de vulnerabilidad de la población; al igual que los pobladores de San Andrés Totoltepec en Tlalpan, impulsado por la Organización Fomento Solidario de la Vivienda (FOSOVI). Los habitantes de ambas localidades realizaron un diagnóstico comunitario para visualizar las carencias sociales que debían de satisfacer, así como los recursos disponibles para obtener soluciones. En este sentido, se da evidencia de que la misma población que se encuentra en situaciones de vulnerabilidad, puede generar sus propias soluciones y así ser una comunidad que desarrolla estrategias de vida. El factor elemental en estos modelos de desarrollo local ha sido la intervención de actores externos, como las organizaciones de la sociedad civil, que habilitan mecanismos que cohesionan el capital social de las personas y empoderan para que la población descubra su capacidad.

Hoy en día, la agenda de desarrollo rompe con el paradigma de los enfoques de políticas públicas desde arriba, para focalizar los esfuerzos en metodologías que permitan vincular a los diversos actores que juegan un rol activo en la promoción del bienestar. En este sentido, Enrique Betancourt, urbanista de la Ciudad de México, nos compartió en una entrevista, que uno de los grandes retos para esta ciudad es un paquete de acciones coordinadas — estrategias que integren el equipamiento e infraestructura con programas sociales y con un fuerte componente de participación ciudadana. Así mismo, la inclusión de la población marginada, como una tarea de planeación urbana, está relacionada con garantizar a las personas el derecho a la ciudad. Es decir el tutelaje de que todos accedan a los beneficios de vivir en comunidad, lo cual impulsa cambios de manera más rápida y eficiente. De acuerdo a Betancourt, es necesario borrar las barreras institucionales, sociales, y físicas que promueven que hasta ahora se dividan los ciudadanos de primera y segunda clase. Para lo anterior, es necesaria una sinergia de actores y del fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones sociales para ofrecer la atención de servicios de manera descentralizada y abarcando a la población que aún no ha podido ejercer su derecho.

Una Ciudad debe de erigirse sobre la inclusión y participación de sus pobladores; de tal manera, para el 2014 debemos tener en la mira que la planeación urbana debe de ser un acuerdo pactado entre los ciudadanos y las autoridades sobre el papel que la Ciudad de México desempeñará, a fin de que la ciudadanía sea participativa en el cumplimiento de esa visión.

Foto: FOSOVI

María Fernanda Carvallo, Mexico City Community Manager

Throughout 2013 we discussed various inclusion and poverty reduction strategies in Mexico City. While the solutions discussed are varied and innovative, a key factor is the involvement of the population through active participation. By participating in the development of their community, citizens share their expert knowledge, which prioritizes and identifies needs, as well as areas of opportunity and development.

One good example is the community mapping in Nezahualcóyotl, facilitated by the University of the Americas: the initiative successfully identified the population’s vulnerability, as with the population of San Andrés Totoltepec in Tlalpan, led by the Organización Fomento Solidario de la Vivienda (FOSOVI). The inhabitants of both towns conducted a community assessment in order to show the social gaps that needed closing, as well as the resources available to meet the possible solutions. This shows that citizens living in vulnerable situations can in fact generate their own solutions and thus be a community that develops livelihoods. The essential factor in these models of local development is the involvement of external actors such as civil society organizations, which help to unite residents’ social capital and empower them to discover their own potential.

Today, the development agenda shatters the paradigm of top-down public policy approaches in order to focus on methodologies that allow the linking of various stakeholders who play an active role in promoting wellness. Enrique Betancourt, an urban expert from Mexico City, said during an interview that one of the great challenges that the city faces is a package of coordinated actions: strategies that integrate supplies, infrastructure, and social programs with a strong component of citizen participation. Moreover, the inclusion of marginalized populations is related to guaranteeing residents the right to the city. This means that all citizens must have access to the benefits of living in a community, which in turn drives changes to happen more quickly and efficiently. According to Betancourt, it is necessary to remove the institutional, social, and physical barriers that promote divisions between first- and second-class citizens. For this, it is necessary to have a synergy of actors and to strengthen the capacity of organizations that provide decentralized social care services.

A city should be established on the principles of inclusion and participation. Therefore, in 2014 we must look to urban planning to reach an agreement between citizens and authorities on the path that Mexico City will take, so that the entire population participates in the fulfillment of this vision.

Photo: FOSOVI